Apego infantil y relaciones futuras


¡Buenas a todos y feliz domingo! Hoy os vengo a hablar del apego de nuevo. Pero, en este caso, de las diferentes maneras en las que se puede presentar.

Aunque bien es cierto que el sistema de apego aparece en la primera infancia y va a establecerse en primera instancia con el cuidador principal para ampliarse a un número muy reducido de personas; durante toda la vida se van a formar y desaparecer vínculos afectivos relevantes. Como resultado de todas estas experiencias, va a tener como resultado en cada persona, un patrón o estilo de apego concreto. Será bastante estable a lo largo del tiempo y condicionará la forma de sentir, pensar y relacionarse con todo nuestro círculo afectivo. 

En este aspecto, existen varias clasificaciones de las tipologías de apego, pero la más conocida y la que explicaré en este post será la desarrollada por Mary Ainsworth. Esta investigadora, desarrolló su clasificación en torno a los resultados de la situación extraña. Este experimento de laboratorio consistía en estudiar la relación de los niños y niñas con sus madres (que en la mayoría de los casos es la cuidadora principal) mediante la interacción que mostraban. Además, se incluía la presencia de un adulto que era extraño al entorno familiar. Esta prueba se les realizó a bebés a partir de los 12 meses, pues es cuando la relación madre-hijo está claramente establecida. 

Lo que se quiere comprobar es la calidad de esa interacción. Durante el experimento se prestará especial interés a dos momentos:
a) Reacciones del bebé al separarlo de su madre
b) Reacciones del bebé al volver a reunirlo con ella

Con relación a los resultados de esta observación, se pueden diferenciar 4 tipos diferentes de apego. A continuación explicaré cada uno de forma individual y comentaré las implicaciones futuras que tiene cada tipología en las relaciones que esa persona va a formar con los demás. 

1. Apego seguro

En este tipo de apego, el niño tiene ansiedad ante la separación con su cuidador principal, expresándolo en forma de llanto. Pero en el momento en el que la madre vuelve a entrar en escena, se tranquiliza y la recibe afectuosamente. Tras eso, sigue explorando con normalidad. Lo que caracteriza a este tipo de relación es la confianza en el cuidador. Los niños con este tipo de apego serán tranquilos y afectivos; y sus madres alegres, calmadas y comprometidas con su cuidado.

Relaciones futuras...

Estas personas serán amistosas, afables y capaces. No les cuesta relacionarse con otros. Estarán por lo general cómodos dependiendo de otros y también cuando otros dependen de ellos. No se preocuparían por ser abandonados o de que otros se encuentren muy próximos a ellos desde el plano emocional.

2. Apego evitativo

En este tipo de apego, el niño suele mostrar desinterés hacia la madre y apenas tiene ansiedad cuando ésta se va. En cuanto al reencuentro, parece no tener interés alguno. Estos bebés tienden a evitar relacionarse con la madre realizando un escaso contacto afectivo y con pocas miradas. Las madres con las que se desarrolla este tipo de apego son frías o indiferentes, pudiendo mostrar apatía, angustia o temor. 

Relaciones futuras...

Las personas con este tipo de apego serán suspicaces, escépticas o retraídas. Se sienten incómodos intimando con otras personas y encuentran muy difícil confiar y depender de los demás. En este caso, estas personas, minimizan o anulan la importancia de las emociones y los afectos (como dar y recibir cariño) y generan autosuficiencia compulsiva, llegando a verse solos en el mundo para atenderse y cuidarse. 

3. Apego ambivalente

Estos niños están pendientes de sus madres continuamente, con lo que no exploran. La separación produce una gran ansiedad, que no puede ser aliviada ni siquiera en el caso de que la madre vuelva. Estos niños están aferrados y a la vez enfadados con la madre. Busca su contacto y su relación intensamente. Las madres de niños con este tipo de apego suelen fracasar en la interpretación de la señales y demandas del niño. Su reacción parece estar más motivada por su propio estado de ánimo, que por las necesidades reales de su hijo o hija. Hay cierta inconsistencia en sus acciones. 

Relaciones futuras...

Tienden a desarrollar modelos de sí mismos como poco inteligentes e inseguros. De las otras personas suelen desconfiar y ser reacios a comprometerse en relaciones íntimas. Frecuentemente se preocupan de que sus parejas no los quieran y sienten temor al abandono. 

4. Apego desorganizado

Cuando se produce la separación con su madre reaccionan de forma confusa, paralizándose, realiza movimientos raros y no suele sentir temor. A la hora de la vuelta a la madre, tampoco se apega a la madre cuando vuelve. Muestra un intento de proximidad, pero a la vez manifiesta una actitud de huida. En otras ocasiones, dará muestras de conductas desorganizadas que reflejan el miedo que sentirá hacia su figura de apego. Las madres de estos niños suelen generar temor. Este tipo de apego es frecuente en niños y niñas que sufren de malos tratos, abusos y negligencia. Se sienten vinculados a la figura de apego, dado que es su referente en el mundo y a la vez manifiestan temor hacia ella por el daño que le produce. 

Relaciones futuras...

Estos niños suelen mostrar terror por su figura de apego y desarrollarán una personalidad, en general, muy desestructurada. En sus relaciones futuras podrán mostrar tanto conductas agresivas como conductas pasivas e inconsistente. Además, frecuentemente presentan problemas para establecer relaciones de amistad por la existencia de pobres habilidades de interacción con los otros. 


¡Esto es todo por hoy, hasta próximas entradas!





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